Problematización.

 Uno de los principales problemas de conceptualizar la categoría estética de lo bello es que es una experiencia subjetiva y personal, lo que dificulta encontrar criterios objetivos para definir lo que es o no es bello. Además, lo que se considera bello varía según el contexto cultural, histórico y personal, lo que hace que sea difícil establecer una definición universalmente aceptada.

La subjetividad es la propiedad de las percepciones, argumentos y lenguaje basados en el punto  de vista del sujeto, y por tanto influidos por los intereses y deseos particulares del mismo, sin dejar de pensar en las cosas que se pueden apreciar desde diferentes puntos de vista. Al analizar tantos puntos de vista resulta complicado determinar cuál es el correcto, porque en realidad, no hay uno acertado. Es como si consideráramos que todo es bello según se defina así.

Como lo dice Immanuel Kant, lo bello es lo que agrada en el juicio solo, y no, por consiguiente, por medio de la sensación, ni según un concepto del entendimiento. No tenemos que entender una definición sobre la belleza para poder determinar que algo lo sea, pues se trata de un sentimiento puro que se expresa sin estar ligado a un aprendizaje.


Por otro lado, David Hume afirma que lo bello es simplemente algo que causa agrado en la persona. Se trata de una respuesta a una preferencia compartida por los individuos, es decir, se deriva de una concordancia sistemática o por lo menos general en la inclinación por algo. Es decir, pueden intervenir patrones sociales al momento de precisar la belleza.



Entonces, la belleza no pretende ser objetiva sino subjetiva.


Por otro lado, hay algunos elementos que pueden caracterizar a la belleza, como las normas que refieren a los estándares y criterios utilizados para definir lo que se considera bello en el arte y en la naturaleza. Estas normas son el resultado de una combinación de factores culturales, sociales e históricos, y están en constante evolución a lo largo del tiempo y en diferentes lugares. Es decir ¿realmente es tan subjetiva como se piensa? El pensamiento filosófico ha demostrado que existen varias posturas, sin embargo, en esta se pretende demostrar la normatividad de la belleza.   

Entre las normas de lo bello más comunes se encuentran la proporción, la armonía, la simetría, el equilibrio, la claridad y la coherencia. Estos elementos se aplican a la composición de una obra de arte o de una escena natural para crear una experiencia estética agradable para el observador. 

Otras normas de lo bello incluyen la originalidad, la creatividad y la innovación, ya que el arte y la belleza también pueden ser definidos por su capacidad de sorprender, emocionar y estimular al público.

 


Otro aspecto importante es su distinción de las demás categorías estéticas (como lo Sublime, lo Grotesco, lo Melancólico, etc.) por su capacidad para producir placer. Lo Bello se refiere a una experiencia estética que resulta agradable y satisfactoria para los sentidos y que posee ciertas características como la proporción, la simetría, la armonía, el equilibrio y la elegancia. 

Mientras que otras categorías estéticas pueden buscar evocar emociones intensas o perturbadoras, lo Bello se enfoca en la creación de una experiencia estética agradable y armoniosa. A menudo se asocia con la belleza natural, como la de un paisaje, un rostro humano o una obra de arte que posee características estéticas agradables. 

De esta forma, la categoría estética de lo Bello se distingue por su enfoque en la creación de una experiencia estética placentera y armoniosa, que busca evocar la sensación de belleza y satisfacción en el espectador. 


Por su propia definición cabe pensar que no hay nada más subjetivo. Y es lógico pensarlo, ya que no a todos nos atraen las mismas cosas ni con la misma intensidad. 


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